En 1949, se abre de nuevo la frontera entre Francia y España
En Francia, el abad Henry Branthomme, responsable de los peregrinajes en la diócesis del Mans, apasionado del arte y del viaje, organiza el primer peregrinaje de posguerra. A su regreso, publica Peregrinos como nuestros padres (en francés Pèlerins comme nos pères) una recopilación de relatos de su peregrinaje. En 1951, Branthomme forma un pequeño grupo para recorrer el Camino Francés y estudiar las condiciones para revitalizar la tradición jacobea.
Además, las actuaciones culturales de la Sociedad Francesa de los Amigos de Santiago (en francés Société Française des Amis de Saint-Jacques) y de su Centro de Estudios Compostelanos, fundados en 1950, rinden homenaje al antiguo peregrinaje identificando las huellas de la devoción a Santiago o del paso de peregrinos en Francia, mediante un inventario, publicaciones o exposiciones.
Más tarde, las administraciones locales comenzaron a mostrar su interés por el tema al ver en el camino un vector de desarrollo económico local y de cimiento social.
En España, durante los años 1960, el turismo se convierte en un instrumento de desarrollo económico y de apertura al mundo, con el patrimonio cultural y las tradiciones como argumento de promoción. Así, en 1962, el camino de Santiago español es declarado “conjunto histórico-artístico”, contribuyendo a la política de desarrollo del país.
El año jubilar de 1965 constituye una primera consagración de la recuperación del camino. La Sociedad Francesa de los Amigos de Santiago impulsa una cabalgata desde diferentes puntos de Francia y que da lugar a la primera exposición presentada en los prestigiosos Archivos Nacionales de Francia. Más tarde, la Sociedad organiza otras exposiciones por el territorio francés, entre otras: Cadillac (1967), Soulac (1975), Parthenay (1976), Paris (1982).
En los años 1970, la acción conjunta de la Sociedad Francesa de los Amigos de Santiago y del Comité Nacional de las Rutas de Senderismo francés (en francés Comité national des Sentiers de Randonnée) permite balizar el itinerario del Puy-en-Velay como ruta de senderismo. Desde entonces, sutilmente, el universo compostelano pasa del mundo de los eruditos apasionados del arte y de historia y de algunos pioneros atraídos por el camino, a la esfera del gran público. En 1978, la publicación del relato de Barret et Gurgand Priez pour nous à Compostela (Recen por nosotros en Compostela) conoce un verdadero éxito y populariza la peregrinación jacobea.
En 1986, España adopta el sistema democrático y se une como Estado miembro a la Comunidad Europea. Se plantea entonces el desafío de su integración económica y cultural. Al mismo tiempo, las regiones españolas se ven otorgadas nuevas competencias: ordenación territorial, desarrollo económico, valorización de las identidades regionales. Las regiones comienzan entonces un proceso de cooperación con España, con Italia o con los demás países mediterráneos. El patrimonio de los caminos de Santiago ofrece una oportunidad única de acción conjunta.
El 23 de octubre de 1987, el Consejo de Europa inaugura su programa sobre los itinerarios culturales europeos que contribuye a enraizar un sentido de pertenencia y de ciudadanía común; al mismo tiempo, el Consejo de Europa proclama solemnemente los caminos de Santiago de Compostela como “Primer Itinerario Cultural Europeo”.
A partir de ese momento las administraciones locales se organizan para llevar a cabo una actuación común: las regiones Midi-Pyrénées, Aquitaine y Languedoc-Roussillon y algunos municipios se unen y fundan la ACIR Compostelle el 25 de julio de 1990.
En la actualidad, un total de 305 caminos han sido reconocidos como “de” o “hacia” Santiago en Europa. Más de 130 nacionalidades están representadas en estos itinerarios. Más de 135 asociaciones en 28 países reflejan el carácter mundializado del fenómeno jacobeo.